INDICADORES EN VÍCTIMAS DE ACOSO ESCOLAR
La víctima de acoso escolar no suele contar lo que está ocurriendo, los testigos tampoco, los acosadores no suelen actuar en las aulas cuando están delante los profesores, sino en cambios de clase, vestuarios, comedores, patios, baños… y, sobre todo en acosos psicológicos, la identificación es complicada.
Hay un idioma en el que habla la víctima de acoso escolar, a base de indicadores, que si se interpreta puede servir para que tanto padres como profesores, orientadores, pediatras, psiquiatras… identifiquen la situación de acoso y los daños en forma de ansiedad, estrés postraumático, flashback, distimia, autoimagen negativa, ideación autolítica, etc., que se están desarrollando en la víctima.
Si estos daños no se identifican y tratan, el cambio de centro escolar no pone fin al maltrato. Con la resiliencia mermada, la vulnerabilidad de estas víctimas es detectada por otros maltratadores y, de nuevo, son elegidos.
Los indicadores referidos son:
Cuando comienza el proceso puede que vayan contando alguna conducta hostil. Cuando la intensidad y frecuencia de los ataques crece, dejan de contar lo que está pasando. Si les preguntas que qué tal en el cole, sus únicas respuestas son breves y evasivas: “bien”, “como siempre”, “ya me has preguntado”… NO HAY RELATO.
Algunos dicen que no quieren ir al centro docente, quieren cambiar, repetir curso, comer en casa, no hacer educación física… o bien por las mañanas se encuentran mal, están enfadados, retadores, tristes…
Faltan al centro docente y si se les pilla dan explicaciones poco convincentes.
Pueden negarse a que alguien les acompañe al centro docente o, por el contrario, querer ir acompañados y que se les vaya a buscar. Salen de casa con el tiempo justo.
Comienzan a desvincularse de actividades de ocio con sus compañeros: excursiones, viajes, Granja-Escuela, etc., siempre poniendo escusas: no quieren dormir fuera de casa, no les apetece, se aburren, etc. Asimismo la retirada social puede comenzar con otros iguales que no tengan relación con el centro docente.
Muchos recreos se van a la biblioteca, los pasan en el baño (donde a veces se meten a llorar), en la capilla…
En los patios, comedores y otros espacios comunes del centro escolar se les ve solos y a veces intentan estar cerca de algún profesor.
Cuando hay que hacer grupos de trabajo, parejas para las excursiones, etc., ellos nunca son elegidos por nadie.
Si se equivocan en clase el grupo se ríe, si el profesor les elige para algo hay movimiento en el aula en forma de murmullos, miradas, sonrisas…
Su concentración y atención puede verse limitada, su memoria reciente alterada, su razonamiento distorsionado y, por tanto, su rendimiento y expediente académico bajar.
Pueden mostrarse ausentes, distraídos, absortos en sus pensamientos y con la mirada perdida.
Se sienten frustrados y agotados emocionalmente.
Su estado de ánimo no es bueno: pueden pasar de estar muy tristes a estar tremendamente irritados en cuestión de segundos, están nerviosos, lloran con facilidad por nimiedades o sin motivo aparente, tienen ataques de rabia desproporcionados, rutinas obsesivas, conductas adictivas, apatía, etc.
Utilizan expresiones, sobre todo con los hermanos, que nunca habían utilizado antes: “te voy a matar”, “te crees guay”, “eres un acoplado”, “estoy deseando perderte de vista”…, que suele ser lo que les dicen a ellos.
Pueden tener infinidad de somatizaciones: náuseas, vómitos, mareos, dolores de cabeza, oídos, tripa, piernas…, a veces se les llena la boca de llagas, otras dicen no poder tragar la comida, tienen muchas afonías o muy prolongadas en el tiempo, erupciones, palpitaciones, dolores en el pecho, tics nerviosos, micción nocturna… Estos síntomas suelen intensificarse los domingos por la noche y los lunes por la mañana. Su crecimiento y desarrollo puede empezar a ralentizarse.
Pueden darse cambios bruscos de peso, normalmente adelgazando, aunque también hay casos en los que engordan. Su apetito cambia: no tienen hambre o comen en exceso. A veces se provocan el vómito.
Se producen alteraciones en el sueño: se despiertan a media noche y ya no se pueden dormir, tienen recurrencia de vivencias en forma de pesadillas y se levantan muy alterados y llorando (les van a matar, a secuestrar…), a veces episodios de sonambulismo relacionados con lo que están viviendo (por ejemplo: hablan con la televisión como si fuera el tutor, buscan ayuda mientras deambulan por la casa…).
Empiezan a venir frecuentemente con la ropa rota o manchada pero si se les pregunta ponen escusas o lo cuentan como algo accidental.
Desaparecen cosas habitualmente, normalmente porque se las esconden, tiran a la basura, roban, etc. aunque alguna vez también estas pérdidas se deben a su falta de concentración y memoria.
Hay veces que en casa falta comida, dinero, ropa, debido a los chantajes a los que están siendo sometidos.
Empiezan a venir con moratones, heridas, chichones, pero también dicen que se han caído ellos, alguien les ha dado sin querer…
Están hipervigilantes, pendientes de todo lo que hay a su alrededor.
Tienen una gran desconfianza y cuando no encuentran algo se le desencaja la cara. A veces quieren llevar candados en la mochila, otras veces la traen llena de libros que podían dejar en su cajonera y que no utilizan luego en casa.
Se asustan habitualmente y hay veces que si te acercas se sobresaltan y protegen como si les fueras a pegar. Se sienten amenazados constantemente.
Se preocupan mucho por si a su familia le pasa algo.
Puede que se encierren en su habitación y quieran estar solos o que, por el contrario, no se separen de su figura de referencia: madre, padre…
Se autolesionan arrancándose las uñas de manos y pies, haciéndose heridas e incluso, a veces, cortes.
Deterioran objetos: arrancan pegatinas, muerden bolígrafos, parten gomas…
Si su autoestima baja dicen que son feos, torpes, sin suerte en la vida, que no valen para nada…por lo tanto nada les hace felices, y en algunos casos creen que no merece la pena vivir y pueden llegar a tener ideación autolítica.
Cuando se incorporan de cualquier periodo vacacional (verano, Navidad, Semana Santa, puente largo…) los indicadores se intensifican.
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